Sekitumi

26 febrero, 2007

LO QUE DE VERDAD DA MIEDO


De pequeño, cada vez que salía en el telediario alguna noticia sobre desastres naturales, mi padre sentenciaba: "nos estamos cargando el planeta". Mi madre y yo nos mirábamos y asentíamos de forma condescendiente, asumiendo la tendencia al tremendismo que tenemos los de mi santa estirpe. Me viene esto a la memoria porque durante este volcánico mes de febrero he podido constatar (y creo que también lo habrá hecho cualquier individuo con dos dedos de frente), que lo que está pasando con el clima no es normal. Sí, joder, hace calor y estamos en febrero. El año pasado recuerdo haber flirteado con la hipotermia unas cuantas veces, y eso bien armado con abundante ropa de abrigo.
Desde hace décadas se viene anunciando este desastre, pero de todos es sabido que el ser humano (en su vertiente occidental-primer mundista) es la más egoísta creación de la naturaleza, incapaz de compartir su bienestar con quien no lo disfruta, como tampoco es capaz de reconocer que el 99% de sus "necesidades" son artificiales. De este modo, si ya fuimos capaces de crear un Tercer Mundo y actuar con un cinismo y una arrogancia inmorales ante nuestro propia excreción de la opulencia sobrante, no íbamos a ser menos con el resto del planeta. A pesar de las aberraciones climáticas, no parece que ni la ciudadanía ni sus gobernantes estén dispuestos a descender el consumo de energías finitas ni de recursos.
Nada de esto importa demasiado, porque parece que el tiempo (el cronológico y el meteorológico), ahora sí, ya se nos ha echado encima. Lo peor de todo es comprobar que la realidad siempre deja a la imaginación en pañales, que los catastrofismos de celuloide eran involuntariamente proféticos.
Mientras espero que la naturaleza termine de devolvernos las hostias ancestrales que la hemos ido propinando, continúo sin poder creer que todavía exista gente a la cual le ponga cachonda poder ir a la playa en pleno invierno. Cómo mola achicharrarse doce meses al año, todos bien pegaditos a la ropa sudada y reprimiendo las arcadas al oler el sudor de los demás borregos.
Aunque nos lo merezcamos, en las noticiaas de Antena 3 se parten el culo de la risa. Igual que cuando despiertas de una pesadilla sin estar dormido.