Sekitumi

24 enero, 2006

¿Cómo recuperar 24 años de tu vida?


Un hombre ha sido liberado en Estados Unidos tras demostrarse su inocencia mediante una prueba de ADN. Alan Crotzer, de 45 años, estuvo encarcelado en Tampa, Florida, durante 24 años, al ser acusado en 1981 de un delito de robo, secuestro y violación a una mujer y su hija de doce años.
Lo primero que ha hecho este señor al salir a la calle ha sido levantar los brazos en señal de triunfo y decir "Gracias a Dios por este día". Qué templanza. Supongo que por dentro estaría pensando en los 24 años que alguien le quitó. Aquellos en los que se perdió ver crecer a sus hijos y a sus padres envejecer, hacer el amor con su mujer, ver los árboles, coger el metro...
Yo no sé lo que haría si me perdiera 24 años de mi vida -casi son los que he vivido hasta ahora-, porque un sistema injusto así lo hubiera querido. Desde luego, reaccionaria de otra forma. Es por ello que me ha llamado la atención ver a este hombre en una fotografia y conocer su historia.
Alan Crotzer ha podido demostrar su inocencia gracias a Proyecto Inocencia, una organización creada por los abogados Barry Scheck y Peter Neufeld en 1992 para prestar ayuda en aquellos casos en los que pruebas de ADN obtenidas después de la condena pudiesen determinar la inocencia del reo. Aun y así parece curioso que la puesta en libertad de este hombre coincida con la polémica que se está reavivando en Estados Unidos tras las últimas ejecuciones de presos. Parece que ser que al brother Jeb Bush, terrateniente de las Floridas, le ha dado la vena sensible repentinamente.
Ahora bien ¿qué habría pasado si este delito del que Crotzer no formó parte hubiera sido más grave? ¿Si hubiera sido condenado a la pena de muerte? Probablemente, ya estaría -o no- con ese Dios al que él da gracias. Puede sonar a demagogia, pero ¿Cuántas personas habrán muerto sin haber comtido el delito del que se les acusa? y, es más, auque lo hubieran cometido ¿Qué Estado de se cree con autoridad suficiente para quitarle la vida a alguien en nuestro nombre? Yo no podría levantarme cada día sabiendo que el Gobierno que supuestamente me representa, le está metiendo en vena, durante una agonía de 35 minutos, una inyección letal a un hombre de 76 que está ciego, sordo e inválido. Esto ocurrió hace pocos días en California, el Estado del que Arnold Schwarzenegger es gobernador. Qué podríamos esperar de Terminator.
Al menos 172 personas erróneamente condenadas en 31 estados del país han sido exoneradas por pruebas de ADN desde 1989, según cifras de Proyecto Inocencia. A otro tanto habría que hacerle el análisis, pero ya están bajo tierra.

18 enero, 2006

Fotografía Humanitaria





10 enero, 2006

Hace poco, no sé muy bien por qué, se pronunció en clase de inglés el nombre de un tal Kurt Cobain. De inmediato, un muchacho de unos dieciocho que se sentaba a mi lado pregunta "¿quién?" Al margen de lo discutible que resulta extrapolar los héroes personales al pueblo llano (ese cuyos ídolos golpean una pelota cual mandriles en celo), me asaltaron unas dudas aplicables a nuestra actual franja de mini-seres de 14-19 años:
¿Os interesa algo que tenga más de un año y medio de antiguo?
¿sois la primera generación nihilista que no es consciente de ello?,
¿alguien cree en algo más allá de lo que le vomita la maldita tele?,
¿vuestra rebeldía se limita sólo a la transgresión de pseudo-macarras que nunca distinguieron El Bronx de Coslada?
¿por qué vuestras manifestaciones culturales se basan en la nada más absoluta?,
¿por qué nos interesa el arte hecho con las tripas (cine, música, lectura) y sólo os mola lo mismo que le molaba a mi abuela (lo fácil de entender)?,
¿por qué cojones no os mola el rock?,
¿por qué cojones sois incapaces de sentir emoción cuando escucháis a un tío como vosotros gritar que lo mejor es gritar?,
¿por qué las tías (yennis) se faltan tanto al respeto a sí mismas?,
¿por qué queréis hacerlo todo antes de tiempo (los petas son mejores cuando tienes pasiones en las que volcar su efecto, no cuando no hay nada mejor que hacer)?,
¿por qué hablo ya como un viejo?,
¿he caducado antes de tiempo?,
¿me parezco demasiado a los demás que denuncio aquí?,
¿por qué me siento extraño de mí mismo, cuando tenía la misma edad?

En cierta peli de yanquis reprimidos, un padre piensa en decirle a su hija que la confusión, el miedo y la inseguridad de la adolescencia, la ira, se le pasarán. Pero no quiere mentirle.

La música es un Dios...

Un buen día me levanto. Hace frío y el estómago dicta antes que mi cerebro que es demasiado pronto. No importa. Tres galletas María serán imprescindibles para que la primera dosis de nicotina no provoque la naúsea. Bajo a la parada del transporte para ciudadanos honrados. Dentro de las tripas del gusano cuadrado aquello se me antoja una pequeña ciudad a escala. Demasiada realidad para empezar otro día IGUAL. Decido viajar a un destino alternativo, en el mismo gusano y sin necesidad de alterar por medios artificiales mi percepción. Introduzco en mis oídos dos tapones que se unen a una máquina redonda por un cordón umbilical... como volver a nacer. Lo que sigue después representa mi disolución definitiva en un magma de sensaciones. Viajo a la desolación, a los colores, al sexo, al apetito por escuchar el sonido de todas las tripas, al frío, al calor y al ruido de los insectos al caminar. Se vuelve todo una pasta sin forma, un nuevo y perfecto bolo alimenticio. Todo fluye y la nueva sangre que bombea mi corazón sobrecogido comienza a regar mi cerebro.
Ya no existo. La corriente me arrastró y soy un alga.
Unas miserables pilas se mueren en un instante y el viaje se interrumpe. Una vulgar invención del hombre, incapaz de contener lo incontenible. No importa. Ya estoy contaminado y no pienso volver a vuestro mundo de trivialidades y de humo sobre humo.
Gracias, Kyuss. Bienvenidos al Valle del Cielo.